lunes, 9 de noviembre de 2015

Libertad y Bien Común.

¿Es el hombre en su libre pensar y actuar un ser espiritualmente libre, o se encuentra sujeto al dominio de una necesidad absoluta, de acuerdo con las leyes de la naturaleza?

La idea de tener una libertad de la voluntad humana cuenta con un número de partidarios obstinados y adversarios impetuosos e incluso algunos de una manera dualista. Hay individuos que en su apasionamiento moral consideran con una escasa inteligencia a los que llegan a negar un hecho tan evidente como la libertad. Contrario a ellos se encuentran quienes piensan que el colmo de lo científico es creer que las leyes de la naturaleza quedan interrumpidas en el pensar humano.
Se dice que el hombre es solo libre cuando se guía por la razón y no por sus apetitos animales, entonces el ser un ser libre significa poder determinar su vida y su actuar según sus fines y decisiones. Este tipo de afirmaciones nos llevan a nada; pues está la cuestión: si la razón, los fines y las decisiones ejercen sobre el hombre una fuerza  forzosa, como la que ejercen los apetitos animales, es decir cuando sin mi intención surge en mí una decisión razonable exactamente con la misma necesidad del hambre y la sed, no puedo sino obedecerla forzosamente ¿MI libertad se convierte en ilusión? Entonces ser libre no significa poder querer lo que se quiere, sino poder hacer lo que se quiere.

La libertad se considera como el bien más preciado de la humanidad y, al mismo tiempo, como la más grave ilusión rodeada del dualismo de la nueva fe y la antigua fe.

BIEN COMUN

Este se define por una serie de aspiraciones que se supone comparte una gran cantidad de personas y estas son unidas en la búsqueda de un determinado fin: bienestar económico, una familia feliz, una buena salud, entre otras. Pero este tipo de bienes –materiales- se distancia de la búsqueda de la felicidad del ser humano y son los bienes no materiales los que van a suponer el problema para el bien común. Los aspectos del ser humano como la búsqueda de su espiritualidad, placeres intelectuales o su desarrollo como individuo se escapan de lo que podría ser entendido como el bien común, en este sentido los seres humanos nos diferenciamos mucho uno de otros ya que el desarrollo como individuo es único con respecto al de los demás. El bien común entra en conflicto cuando hay una imposibilidad de determinar si cierto comportamiento es o no ético para una persona que alega estar en búsqueda del camino hacia su felicidad, pero en su camino las acciones van deteriorando el camino de otros individuos.
En la búsqueda del propio bien común tenemos que buscar ser felices sin interrumpir la oportunidad de que los demás sean felices.