¿Es el hombre en su libre
pensar y actuar un ser espiritualmente libre, o se encuentra sujeto al dominio
de una necesidad absoluta, de acuerdo con las leyes de la naturaleza?
La idea de tener una libertad de la voluntad humana cuenta
con un número de partidarios obstinados y adversarios impetuosos e incluso
algunos de una manera dualista. Hay individuos que en su apasionamiento moral
consideran con una escasa inteligencia a los que llegan a negar un hecho tan
evidente como la libertad. Contrario a ellos se encuentran quienes piensan que
el colmo de lo científico es creer que las leyes de la naturaleza quedan
interrumpidas en el pensar humano.
Se dice que el hombre es solo libre cuando se guía por la razón
y no por sus apetitos animales, entonces el ser un ser libre significa poder
determinar su vida y su actuar según sus fines y decisiones. Este tipo de
afirmaciones nos llevan a nada; pues está la cuestión: si la razón, los fines y
las decisiones ejercen sobre el hombre una fuerza forzosa, como la que ejercen los apetitos
animales, es decir cuando sin mi intención surge en mí una decisión razonable
exactamente con la misma necesidad del hambre y la sed, no puedo sino
obedecerla forzosamente ¿MI libertad se convierte en ilusión? Entonces ser
libre no significa poder querer lo que se quiere, sino poder hacer lo que se
quiere.
La libertad se considera como el bien más preciado de la
humanidad y, al mismo tiempo, como la más grave ilusión rodeada del dualismo de
la nueva fe y la antigua fe.
BIEN COMUN
Este se define por una serie de aspiraciones que se supone
comparte una gran cantidad de personas y estas son unidas en la búsqueda de un
determinado fin: bienestar económico, una familia feliz, una buena salud, entre
otras. Pero este tipo de bienes –materiales- se distancia de la búsqueda de la
felicidad del ser humano y son los bienes no materiales los que van a suponer
el problema para el bien común. Los aspectos del ser humano como la búsqueda de
su espiritualidad, placeres intelectuales o su desarrollo como individuo se
escapan de lo que podría ser entendido como el bien común, en este sentido los
seres humanos nos diferenciamos mucho uno de otros ya que el desarrollo como
individuo es único con respecto al de los demás. El bien común entra en
conflicto cuando hay una imposibilidad de determinar si cierto comportamiento es
o no ético para una persona que alega estar en búsqueda del camino hacia su
felicidad, pero en su camino las acciones van deteriorando el camino de otros
individuos.
En la búsqueda del propio bien común tenemos que buscar ser
felices sin interrumpir la oportunidad de que los demás sean felices.